Amor, sexo y autocomplacencia.
- Thotse
- 5 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Muchos confunden amar con complacer y más aún con autocomplacerse. Lo cual convierte al otro en un objeto de manipulación. Pero claro, el que es muy complaciente con los demás, en algún momento también querrá ser complacido, creando así un circulo vicioso. Y esto puede tomar formas muy perversas y no estoy hablando solo de sexo.

Alguna vez escuché -nos amamos; yo lo complazco y él me complace-. Definitivamente esto lo convierte en una relación masturbatoria, a la cual estamos acostumbrados. Es muy frecuente que nuestras relaciones personales se conviertan en masturbatorias, o nazcan así, quizá porque no conocemos otra manera. En nuestra psique nos hemos acostumbrado desde niños a auto-estimularnos tanto de manera aislada, que lo que queremos del otro es básicamente que nos complazca sin buscar mayor conexión. Y esta búsqueda de la complacencia se da en ambos sentidos, tanto hacia nosotros mismos como hacia los otros.
Puede tomar incluso formas como crear necesidades aparentes en el otro para luego negárselas y sentir un empoderamiento en ello. También puede ser un comportamiento déspota esperando el sometimiento del otro y su invalidación para encontrar este poder. Así puede tomar muchas formas.
Hasta decir NO al otro puede tomar esta forma, si es que esta negación pretende romper un vínculo sano y proporcionado para llevarlo al chantaje emocional y no manifestar tu posición constructiva hacia la relación.
La búsqueda de la auto complacencia incluso puede llevarnos a encontrar placer en el aislamiento voluntario frente al otro, porque entregarnos a una conexión más profunda puede conducirnos a un lugar extraño lleno de ansiedad.
Al final siempre estamos buscando estímulos de todo tipo y ya sea que no los encontramos en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, con nuestra familia o en las relaciones de trabajo y amistades, y así terminamos buscando estos estímulos en la creación de círculos viciosos.
Y el amor, pues siempre el amor. Mejor comprenderlo que sufrir por él. Poco sabemos del amor en términos prácticos, pensamos que el amor es un sentimiento, algo meramente romántico o una atracción sexual fatal, o simplemente un no se qué en alguna persona del sexo opuesto o, por qué no, no tan opuesto. Sin embargo, el amor en el mundo material tiene forma de amor sexual y amor emocional/romántico. ¿Y qué del amor del corazón, incondicional? Pues si no lo aterrizamos a la vida diaria práctica, no existe. Para los románticos es fácil hablar de amor, pero como se manifiesta el amor en la práctica? Ahí está el asunto! Que si no demuestras el amor no existe, y demostrarlo tiene que ver primero con aprender a amarnos a nosotros mismos, porque sino es imposible amar a otro, en el grado que sea.
Haremos ejercicios aparentemente simples para demostrar nuestro amor, entre ellos dejarnos ser, no juzgarnos ni calificarnos, pero claro sin caer en la autocomplacencia. Y otra vez la pregunta, y cómo evitamos caer en la autocomplacencia? Pues si lo que hacemos nos beneficia y beneficia a los que nos rodean y no hay una intensión manipuladora, pues entonces será legítimo.
Obviamente esto requiere algo de guía en muchos casos, y es en este punto donde entra el Coaching de Diseño Humano y el Juego de Arquetipos. Una forma certera y efectiva de salir de estos círculo viciosos.
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